Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Deuteronomio 6:6-7
Introducción
Una de las mayores responsabilidades para los padres, es hacer de sus hijos personas de bien; no solo para los padres, sino para todo aquel que tenga el privilegio de tener a su cargo el cuidado de niños, adolescentes y jóvenes. Porque el cuidar de los pequeños, es realmente un privilegio, tienes en tus manos materia prima, para darle la forma de algo extraordinario; tienes una mente receptiva dispuesta a aprender lo mejor de ti, puedes influir en ellos de tal manera que tú puedes convertirte en su héroe o heroína, en su modelo a seguir; pero entonces debemos darnos cuenta que aunque es un gran privilegio, también es un compromiso enorme, pues si tú no sabes instruirlos correctamente podrían desviarse y terminar por arruinar su vida, y no es que tú quieras moldearlos a tu manera, es solamente que debes brindarles una instrucción tal, que todas sus características se potencien para el bien, respetando siempre sus propios deseos y animándolos siempre a perseguir sus propios sueños, pero tu correcta instrucción hará que ellos puedan desarrollarse correctamente como personas de bien, útiles para su familia, para la sociedad y como siervos de Cristo. Pero, ¿Cómo podremos lograrlo?
Primero yo
En el versículo que hemos tomado de base, encontramos una instrucción muy simple pero muy precisa: “Estas palabras, estarán sobre tu corazón”.
¿Cuáles son esas palabras? En el versículo anterior (v.5) encontramos un mandamiento: “Amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas”, justamente esas son las palabras que Dios pide que guardemos en nuestro corazón; pero notemos que la orden es para nosotros, es decir, no es una orden para que nosotros hagamos que otro la cumpla, de lo contrario diría algo así como: “Debes hacer que tus hijos amen a Dios…” pero no, la instrucción es personal, nosotros debemos amarlo, yo debo amarlo, tú que estás leyendo esto debes amarlo, y el versículo siguiente nos pide que esas palabras las pongamos sobre nuestro corazón; es decir, primero yo, sí, el primero que debe amar a Dios con todo su corazón, alma y fuerzas, soy yo.
La instrucción es clara. El asunto es que yo no puedo obligar a otro a que ame, si yo no he aprendido a amar antes, cómo podría yo exigir a mis hijos amar a Dios, si yo no les he dado el ejemplo, si ellos no ven en mi un verdadero hijo de Dios, yo no puedo exigir que ellos sean verdaderos hijos de Dios.
¿Quieres que tu hijo sea un siervo de Dios? Pues debes servir tú primero, debes dejar tu vida entera en el servicio a Dios, nunca lo hagas a regañadientes, no sirvas de mala gana, no sirvas murmurando, porque tus hijos te ven, y entenderán que el servicio no es algo grato, el mensaje que ellos captarán es que servir a Dios representa una carga muy grande que ellos no querrán llevar.
En vez de eso, sirve con alegría, se diligente, demuestra gozo cuando hagas algo para Dios, ellos verán en ti que tu servicio es sincero, ellos reconocerán las bendiciones de Dios que llegan cuando dedicamos nuestra vida al servicio a Dios, ellos simplemente verán con cuanto amor sirves al Señor y desearan hacerlo ellos también.
Pero no solo eso, ¿quieres que tus hijos sean personas honestas? Pues sé tú también una persona honesta, no le enseñes a mentir, no les mientas a ellos, no los obligues a mentir, porque todo eso que tú les enseñas, ellos lo tomarán como modelo de conducta.
¿Quieres que tus hijos tengan un matrimonio exitoso? Pues enséñales que aún existen matrimonios exitosos, enséñales cómo tú amas y respetas a tu esposa y si eres madres enséñales como tú amas y respetas a tu esposo, deja que vivan en un ambiente familiar grato, para que ellos aprendan y cuando formen su hogar, sepan escoger correctamente y sepan amar y respetar para también tener un matrimonio exitoso.
En resumen, primero hazlo tú, pon el ejemplo, las instrucciones son personales, debemos cumplirlas nosotros primero, debemos ser ejemplo, porque si nosotros no ponemos el ejemplo entonces difícilmente ellos serán lo que tú les digas; es más fácil que ellos sean lo que tú eres a que sean lo que tú dices. Entonces recuerda: “Primero yo”
Enseñanza constante
Ahora bien, una vez hemos dejado claro que nosotros debemos poner el ejemplo, ya podemos pasar al siguiente punto, que también es importante pero depende mucho del primer paso. Lo siguiente es hablar, sí, ahora sí podemos hablar, pero solamente cuando ya hemos puesto el ejemplo.
Entonces el siguiente versículo nos enseña que debemos hablar a nuestros hijos constantemente, nuestra boca debe ocuparse en darles enseñanza correcta, acorde a lo que demostramos, y no solamente en la iglesia, este versículo nos enseña que la enseñanza debe ser constante; en casa es el primer lugar y el fundamental, pues es en casa donde se sientan las bases de una buena educación, pero también nos enseña que les enseñemos mientras vamos por el camino, es decir que en todas las actividades diarias debemos enseñarles que Dios debe estar presente, el hecho de salir de casa no significa que nos olvidemos de Dios, Él es parte crucial de nuestra vida, de toda nuestra vida; cuando te acuestes, en los momentos placenteros de descanso no puedes olvidarte de Dios y de enseñarles a tus hijos a cerca de Dios, pero también al levantarte, en los tiempos que debes trabajar y ocuparte en algo, tu mente y tu corazón no pueden olvidarse de Dios, Dios debe estar presente en toda tu vida, siempre, todo el tiempo.
Conclusión
Terminamos entonces haciendo un resumen: Si estás dispuesto a hacer de tus hijos personas de bien, primero debes ser un ejemplo para ellos, después debes aconsejarlos todo el tiempo que te sea posible; recuerda, tus hijos son una bendición pero también son una gran responsabilidad.
Escribir comentario
Miguel García García (martes, 22 octubre 2019 17:35)
Acabo de descubrir tu página. Yo ando con las mismas ideas, incluso he comenzado a armar una página, "educar-amar.jimdofree.com"; pero no tengo los conocimientos ni el $ para hacer algo como lo tuyo. ¡Pero seguiré! ¡Animo, caminamos juntos!
Yo Aprendo Biblia (martes, 22 octubre 2019 18:03)
Gracias por el comentario Miguel García, sabes yo tampoco cuento con recurso monetario, uso solo herramientas gratuitas pero ahí Dios va proveyendo tiempo y conocimiento. Animo amigo, visitaré tu pagina también. Saludos.