Mi propia justicia es nada ante el Dios del universo, pero la justicia de Cristo, la nueva vestidura, esa es la que me hace recibir todas las bendiciones de la casa del Padre.
Los pecadores se acercaban a Jesús para oírle, los fariseos y escribas murmuraban porque Jesús los recibía, entonces Jesús les cuenta tres parábolas, para enseñarles una importante lección que la iglesia de nuestros días también debe aprender urgentemente.