Un mandamiento con promesa.
Sus ojos brillaron con la misma emoción de un niño pequeño cuando sabe que saldrá de paseo, casi escucho el latir acelerado de su corazón imaginando todo lo bueno que puede pasar en un viaje familiar, a su mente vienen los recuerdos de cuando él llevaba de paseo a sus hijos, recuerda sus risas rebosantes de alegría cuando caminaban de la mano comiendo un algodón de azúcar, detalles pequeños, pero valiosos, ha pasado tanto tiempo desde que salieron juntos por última vez, sin duda este viaje será especial, lo ayudan a subir al carro y su hijo maneja en un incómodo y frío silencio, llegan a una casa con un portón grande y un rotulo poco visible, es un asilo de ancianos, esa será su última casa, allí conocerá una nueva familia y llorará ahí sus últimas lágrimas, junto a otros que al igual que él, han de pasar sus últimos días olvidados, en la más fría y triste soledad.
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Mario Roberto Baday (jueves, 29 octubre 2020 00:35)
Te nutres o solo te llenas
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