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Volvamos a ser amigos

Hace algún tiempo, después de un proceso de restauración espiritual, escribí algo que quiero compartir por acá. No soy escritor, no esperen mucho de mí, tiene errores. Pero les diré que lo escribí con todo mi corazón a Dios. También te digo, si estás alejado de Dios o si tu relación con Él no va muy bien, siempre estás a tiempo de volver a la casa del Padre, te aseguro que siempre está dispuesto a perdonarte.

 

 


Vuelves a ser mi amigo, y tu mano tibia reposa en mi hombro; y todavía no lo entiendo, si la traición se paga con sangre, si la vida te estoy debiendo, ¿por qué me miras con agrado, cuando en la cruz me esperas?

 

Y me llamas por mi nombre y tu voz profunda me examina las entrañas ¡lo sabes todo! lo sabes todo y aun así me amas; y me ves, pero me ves completo, me ves la tristeza y me ves el dolor, me ves el pecado y me ves el temor.

 

Y entonces, cuando menos lo espero, cuando no lo merezco, te olvidas de mis faltas y perdonas mis errores y tu voz cálida y franca, tu voz de amor, tu voz de padre me dice: hijo mío ¡volvamos a ser amigos!

 

 

Y vuelves a ser mi amigo, yo no lo comprendo y no se que decir, pero la gota que cae a el suelo, la que ha brotado de mis ojos, ella te dirá lo que expresar no puedo, ella te dirá mi gratitud ella te contará mi amor lo que por ti yo siento.

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