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Oveja, hijo y moneda parte 2

El amor del Padre

Otra parábola muy conocida es la del hijo prodigo, en ella se muestran dos personas que ya son hijos, no habla de ovejas perdidas, habla de hijos,  pero uno de ellos, de alguna manera menosprecia al padre y el hogar del padre, en lugar de disfrutar la dicha tener a su padre con él, prefiere pedir la herencia, esta se entrega comúnmente cuando el dueño de los bienes muere, pero el hijo no puede esperar a que muera para heredar, y decide pedirla antes e irse de la casa, claramente no entendía lo valioso que era estar en la casa de su padre, donde había de todo lo que él pudiera desear;  a  veces lo que está fuera de la casa del Padre nos parece más interesante, vemos seductor todo lo que el mundo presenta y nos vemos tentados a abandonar la casa.

 

El joven, al verse hambriento, sin herencia y en la inmundicia, recuerda que en la casa del padre hay alimento de sobra, decide regresar movido por verse en su propia condición y el padre lo recibe, lo perdona y le da vestido, calzado, anillo, hace banquete y fiesta. 

 

En esta parábola, se refleja el inmenso amor de nuestro Padre celestial y la vida de todo creyente que tras haber conocido las bendiciones de estar en la casa de Dios, lo menosprecia a tal punto que decide alejarse y vivir conforme a sus deseos, pero la biblia nos enseña que el Padre, castiga al hijo que ama y si en verdad somos hijos, entonces seremos castigados y reprendidos para que al ver nuestra propia condición, volvamos arrepentidos al Padre, y tenemos la certeza que el Padre estará esperándonos para darnos nueva ropa, calzado, anillo y hacer fiesta. 

 

Más adelante, encontramos la actitud del hermano mayor, quien en vez de alegrarse por el regreso de su hermano menor, se enojó y le juzgó, pretendía hacerle saber al padre que él era bueno por trabajar duro para él y por ser obediente y que el otro hermano no merecía nada por haberse gastado la herencia en rameras y por haber menospreciado al padre, y ciertamente el hijo mayor tenía razón, ante el razonamiento humano el hijo mayor merecía un mejor trato y el hijo menor merecía castigo, pero el padre le hace entender que él siempre tuvo a su disposición todos los bienes y podía tomarlos cuando quisiera, pero ante el regreso del hermano perdido, era necesario regocijarse, porque ya se le daba por muerto. 

 

Podemos entender, que muchas veces no podemos acceder a las bendiciones que el Padre tiene para nosotros, porque tenemos una actitud de critica muy dura hacia nuestros hermanos más pequeños, el juzgar la vida de los otros, nos roba la paz, debemos tener claro que la vida cristiana es un  proceso de crecimiento y aquellos que ya han crecido más en la fe, deben cuidarse de no colocarse en la silla del juez, porque al hacer esto, ellos mismos están privándose de las bendiciones del padre, también debemos tener muy claro que las bendiciones no se obtienen por lo que nosotros podamos hacer, el hijo mayor servía al padre y siempre obedecía, el hijo menor fue desobediente y falló, pero finalmente la ropa nueva, el anillo y la fiesta la obtuvo el hermano menor, porque no se trata de lo que yo haga, se trata de lo que el Padre ya ha hecho por mí, aun estando muerto en mis delitos y pecados, el Padre proveyó el sacrificio perfecto, para que yo pudiera encontrar vestiduras nuevas, anillo en mi mano, fiesta en los cielos y vida eterna. 

 

Mi propia justicia es nada ante el Dios del universo, pero la justicia de Cristo, la nueva vestidura, esa es la que me hace recibir todas las bendiciones de la casa del Padre. 

 

No dice que el hijo mayor no fuera hijo, o que el hijo mayor no tuviera acceso a las bendiciones, seguía siendo hijo y seguía teniendo todo a su disposición, pero nunca pudo ver las bendiciones que tenía en casa porque estaba más ocupado en auto justificarse y en juzgar las fallas de su hermano menor, entendemos entonces que cuando nos convertimos en jueces, en fariseos, en legalistas, nosotros mismos nos privamos de dos grandes cosas, las bendiciones del Padre y el regocijo que se tiene cuando uno de los que se han apartado regresa a casa.

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