Breve comentario de 1 Corintios 12
1. No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales.
Bien, tenemos en primer lugar a Pablo preocupándose por aclararles a los hermanos de Corinto respecto a los dones espirituales. Antes, Pablo había tocado algunos temas bastante carnales, como desordenes éticos y morales, idolatría, inmoralidad sexual, etc. Así que ahora Pablo pasa al área espiritual para explicarles el tema de los dones.
2. Sabéis que cuando erais gentiles, se os extraviaba llevándoos, como se os llevaba, a los ídolos mudos.
Antes de llevarlos al entendimiento de los dones, Pablo les recuerda su contexto; ellos tenían necesidad de mucha instrucción, pues provenían de una ciudad muy pecaminosa. La ciudad de Corinto era famosa por su riqueza, lujo e inmoralidad; de hecho era tan pecaminosa que cuando alguien de otra ciudad era muy borracho e inmoral, se decía de él que “vivía como un corinto” Los habitantes eran devotos a la adoración de Poseidón, porque mucha de su riqueza provenía del mar; pero su mayor devoción era para Afrodita, la diosa del amor; por esto era una ciudad con mucha inmoralidad sexual. El problema era el que nos sigue afectando hasta hoy: Muchos recién convertidos, abrazan el evangelio sin soltar sus viejas costumbres, con esto se llega a un sincretismo religioso muy peligroso, del cual debemos cuidarnos.
3. Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo.
Bien, continuando con este tema, vemos ahora a Pablo haciendo una aclaración muy importante: Existe una manera de reconocer si alguien que tiene el Espíritu Santo en su vida.
Pablo enseña que nadie puede hablar por el Espíritu Santo y llamar anatema a Jesús; anatema significa maldición, es decir que nadie que tenga el Espíritu Santo sería capaz de maldecir a Jesús.
Esto era muy importante pues en ese entonces muchos religiosos se oponían rotundamente a Jesús, le consideraban falso maestro y llegaban a maldecirlo, sin embargo pretendían agradar a Dios de acuerdo a sus propias ideas.
Por ejemplo, Pablo, antes de su conversión a Cristo, era un religioso muy radical, pretendía por medio de su servicio agradar a Dios, pero mientras tanto consideraba a Jesús como un enemigo y perseguía, encarcelaba y mataba a todos los seguidores de Jesús, así que aunque fuera muy religioso, él no tenía al Espíritu Santo, por eso era enemigo de Jesús.
También es importante que nadie puede llamar Señor a Jesús, si no es por el Espíritu Santo; ahora bien, llamarlo Señor implica que su estilo de vida va a declarar lo mismo, no solo dirá que es su Señor, también vivirá demostrando que es su Señor. Nuestra conducta es muy importante en la vida cristiana, no solo se debe ser cristiano en la iglesia, también la calle, en la casa, en el trabajo, en la escuela, etc.
Muchos jóvenes hoy ya no quieren tener nada que ver con Dios y con la iglesia, porque aunque sus padres admitían fe cristiana, su estilo de vida en casa demostraba otra cosa, de esa cuenta que el cristianismo haya perdido credibilidad y muchos prefieren mantenerse apartados.
Así que tenemos una responsabilidad muy grande; sí tenemos al Espíritu Santo en nuestra vida, debemos declarar que Jesús es nuestro Señor y vivir de acuerdo a esa declaración.
Así que no basta con tener dones del Espíritu, esos dones deben ir en concordancia con nuestro estilo de vida, para realmente demostrar que son dados por Dios; porque de lo contrario ¿de qué me serviría hablar incluso lenguas angélicas, pero no tener amor? No sería nada.
4. Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo.
Ahora Pablo nos está enseñando que el que provee los dones es el Espíritu Santo.
La palabra griega que se usa para don, es “carisma” o en plural “carismata” que significa dádiva o regalo. Es decir, que es algo gratuito.
Según el diccionario Strong, “Carisma” significa: “un favor inmerecido”, es muy importante saber esto, pues hay personas que piensan que los dones son premios a su alta espiritualidad; después vemos a gente que dice hablar lenguas o profetizar y con el ego por las nubes, son orgullosos y se creen superiores al resto de hermanos, porque piensan que los dones les fueron otorgados por ser mejores que otros; sin embargo, los dones son un regalo inmerecido, es decir, aunque tengas uno o muchos dones, no es porque seas mejor que los demás, es simplemente porque a Dios le ha placido proveerte de uno o más dones, que de nuevo repito ¡Son inmerecidos!
Pero, si no merecemos estos dones ¿por qué nos los da el Espíritu Santo? La respuesta es sencilla: los dones fueron dados para la edificación de la iglesia. Los dones no reflejan una alta espiritualidad, los dones fueron dados para que sirvamos a otros, son específicamente para edificar a la iglesia de Cristo (Efesios 4:8-13), no para presumirlos, no para mi propio beneficio, sino para la edificación del cuerpo de Cristo. Ultimadamente Dios usa a quien quiera para servir a sus hijos, por ejemplo a Elías lo alimentó un cuervo, así que acá no depende de qué tan buenos seamos, simplemente Dios decide entregar dones a algunas personas para que sirvan a su iglesia.
Cuando comprendamos esto todo será más fácil, ya no tendremos hombres proclamando que pueden hacer grandes señales, ya no tendremos tantas personas que se autonombran profetas y ya no iremos detrás de cualquiera que dice hacer milagros, porque habremos entendido que los dones no son para ganar fama y reconocimiento y tampoco son para que nosotros lleguemos a idolatrar a quienes los tienen, los dones son para servir; todo aquel quiera ser grande, debe hacerse servidor de todos.
Entonces, entendemos que los dones son regalos que no merecemos pero que Dios los da para edificar a la iglesia, por lo tanto si tenemos dones debemos ser excelentes servidores de nuestros hermanos; ahora bien, Pablo dice que existen muchos dones, pero aunque a todos nos es dado diferente, es el mismo Espíritu el que los da, por tanto, no debe existir competencia para saber quién tiene más o mejores dones, porque al final de cuentas, se nos dan conforme a la necesidad que tiene cada iglesia.
5. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo.
Entonces, en el versículo anterior dijimos que los dones son regalos inmerecidos que no se obtienen por ser superiores a los otros sino más bien Dios los otorga por medio de su Espíritu Santo, para que las personas que los obtienen contribuyan a servir y edificar el cuerpo de Cristo; o sea la iglesia. Pablo nos enseña que hay muchos dones, pero que es un mismo Espíritu el que nos dota de estos dones.
Ahora, nos dice que hay diversidad de ministerios. La palabra griega para ministerios es “diakonia” de donde proviene la palabra diacono; que según el diccionario Strong significa ministerio o servicio; y según el Léxico griego de Thayer, se puede traducir como “servicio de alguien que ejecuta las ordenes de otros” es decir, nosotros al recibir dones por la acción del Espíritu Santo, los debemos utilizar para edificar a la iglesia, que esto a su vez, es un servicio que estamos dando al Señor.
Como hay muchos dones, estos también derivan en muchas formas de servicio. Por ejemplo, la biblia menciona como don la capacidad de enseñar, hay quienes tienen la capacidad de enseñar muy bien y eso es un don, entonces debemos usar ese don para edificar a la iglesia; aquel que sabe enseñar, pues que enseñe a todos los que pueda, de esta manera estará ejecutando un servicio para su Señor, puede ser que enseñe a los adultos de la iglesia, puede ser que enseñe a los niños, puede ser que enseñe a otros pastores, etc. es una diversidad de servicios que podemos cumplir gracias a los dones que nos fueron entregados.
Entonces resumimos que la variedad de dones otorgados mediante el Espíritu Santo, nos dan también diversidad de maneras de servir y el servicio se ofrece a un Señor, es decir, a un amo o jefe (para hacerlo más entendible) estos servicios pueden catalogarse según Efesios 4:11-15 en apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros; por poner un ejemplo.
Decimos entonces que todos los dones los da el Espíritu Santo y estos dones nos sirven para servir de diversas formas a un mismo Señor, por lo tanto, en la iglesia de Cristo, por sobre todos los dones y maneras de servir, lo que debemos fomentar es siempre la unidad, pues todo lo que hacemos, lo hacemos para un mismo Dios.
6. Hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.
Cuando Pablo escribe la palabra operaciones, en el griego utiliza la palabra “energéma” que significa operaciones, efectos o trabajo; explicando con esto que todo lo que hemos hablado anteriormente se produce gracias al poder de Dios, (es Dios quien obra, quien opera, quien trabaja) sin importar la clase de don que sea; para aquel que tiene el don de sanidad, debe saber que es el poder de Dios obrando para sanar, pero también debe entender que el mismo Dios está obrando en otro hermano que tenga el don de discernimiento, y aunque los dos tienen dones diferentes, es el mismo Dios quien efectúa tales operaciones.
Entonces, resumiendo los versículos del 4 al 5, vamos a decirlo de una manera corta y clara para que lo podamos entender: “Hay diversidad de dones, pero todos son dados por medio del Espíritu Santo, no por merecerlos, sino solamente por gracia para que podamos servir de diversas formas a nuestro Señor Jesús, quien es administrador de estos dones; y de esta manera veamos el poder de Dios, obrando por medio de diferentes operaciones en la vida del creyente”
Cabe mencionar que un tema importante acá es la unidad, aunque nosotros solo leamos sobre dones, servicio y operaciones; Pablo implícitamente está dándonos una lección de unidad. Sin importar el don que se nos haya regalado y sin importar el servicio que ofrezcamos a Dios y a nuestros hermanos, no debemos olvidar que el único que merece la gloria es Dios, pues es Él quien hace la obra, y por lo tanto no debe existir entre nosotros celos o contiendas por causa de tener diferentes dones. También Pablo nos enseña que Dios es uno, pues los dones los provee el Espíritu y los administra el Hijo, pero dice que toda la operación es hecha por Dios, así que también nos demuestra su unidad.
Resumimos:
Espíritu Santo Provee el don, para que sirvamos a nuestro Señor (mediante la edificación del cuerpo de Cristo) y Dios es quien da el poder para la realización de estas operaciones. Somos diversos, pero somos uno, sirvamos al Señor de la mejor manera.
Continuaremos.
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